Producto
23 nov 2022
MVP: ¿Qué es el producto mínimo viable y cómo hacerlo?
Por Pomelo
Probar antes de lanzar. Construir, medir y aprender. Estas son las claves de un proceso fundamental para el despliegue de productos y servicios.
¿Qué es el producto mínimo viable o MVP?
El MVP es la versión mínima de un nuevo producto o servicio, con las características elementales para ser testeado entre los primeros clientes. Su propósito es la prueba empírica, la validación y eventualmente la inclusión de mejoras antes de un lanzamiento más amplio.
Clave en el mindset emprendedor, MVP aparece en una etapa posterior al prototipo y anterior al producto final, ya listo para su comercialización.
Las siglas en inglés (“mínimum viable product”) se traducen al español como “producto mínimo viable”.
En las pruebas es relevante chequear aspectos de los productos como la funcionalidad, la usabilidad, la fiabilidad y el diseño.
El core del producto mínimo viable es la retroalimentación, pues se trata de una instancia en la que se abre el juego más allá de los testeos internos.
Otra definición del concepto antes de avanzar: el MVP es una versión parcial del producto.
¿Para qué sirve el MVP?
Permite que una empresa (a través de sus equipos de diseño, marketing, desarrolladores, etcétera) recoja información validada y objetiva.
Los early adopters (así se llama a los primeros usuarios del MVP) ofrecen datos valiosos gracias a sus experiencias reales con el producto.
En base al feedback, es posible realizar cambios, en caso de ser necesarios.
Esta herramienta reduce los riesgos intrínsecos al lanzamiento de un nuevo producto, especialmente entre las empresas emergentes.
También es relevante en compañías que proponen altos niveles de innovación.
El producto mínimo viable es un factor importante para decidir la fecha de lanzamiento: en ocasiones manifiesta la necesidad de posponer esa instancia.
En resumen, el MVP es una plataforma de prueba previa a un despliegue más generalizado.
¿Cuáles son las ventajas de hacer un producto mínimo viable?
Permite hacer un uso más consciente de los recursos, tanto de tiempo como de dinero.
Achica el margen de error, antes del lanzamiento de un producto.
En ocasiones, evita que se lancen productos o servicios que (en función de la prueba ejecutada) no serán de utilidad.
En ese sentido, el MVP muestra si un producto es útil.
En caso de serlo, exhibe sus puntos fuertes y sus eventuales debilidades.
Pule la experiencia de usuario, en el ámbito digital conocida como UX.
Es una fotografía de los intereses de tu público objetivo.
Ayuda a responder la siguiente pregunta: ¿hay personas dispuestas a pagar por este producto o servicio?
Es beneficioso el simple hecho de poder validar el producto antes de desarrollarlo por completo.
En resumen, hacer un MVP permite optimizar los recursos: cuanto más sepas cómo funciona el producto en manos de los primeros usuarios, menor será el esfuerzo y dinero invertido al final del recorrido.
MVP, una de las bases del modelo Lean Startup
Uno de los aportes más interesantes del modelo Lean Startup es el producto mínimo viable.
El concepto fue creado por el empresario estadounidense Eric Ries, autor libros fundamentales en el ámbito empresarial como The Lean Startup y The Startup Way.
¿Qué es Lean Startup? Se trata de un modelo evolutivo del concepto Lean Manufacturing, que implementó la automotriz Toyota. La premisa es la siguiente: la validación siempre proviene del mercado.
De allí que en Lean Startup se requiera el desarrollo de un producto mínimo viable que sirve para medir resultados en ciclos breves e iterativos.
El modelo elaborado por Ries avanza en tres instancias:
Creación.Medición.Aprendizaje.
Tipos de producto mínimo viable
Existen dos tipos de MVP que se emplean para estas experiencias enriquecedoras. Varían de acuerdo a su grado de fidelidad.
MVP de baja fidelidad: Son fáciles de desarrollar y permiten conseguir resultados básicos a fin de conocer las necesidades de los usuarios.
MVP de alta fidelidad: Requieren un desarrollo mayor a cambio de resultados más completos y profundos. Son fundamentales en la optimización de estrategias de marketing. Los prototipos digitales son un ejemplo de esta variante.
Cualquiera sea el tipo de producto mínimo viable que se emplee, cabe señalar que no se trata de preguntar a los clientes si usarían un producto, sino de ponerlo en sus manos para que lo usen, aunque se trate de una versión preliminar.
Cómo hacer un producto mínimo viable en tres pasos
A continuación revisaremos el paso a paso para hacer un MVP.
El proceso gira en torno a tres instancias fundamentales:
Analizar al público objetivo: ¿quiénes son tus clientes y cómo escoger a los early adopters?
Abordar las dos fases de la prueba: ¿de qué se trata la instancia alpha y la beta?
Actuar en base a la experiencia recogida: es el momento de preservar las características o pivotar.
Veamos cada uno de los pasos en detalles.
Paso 1 para hacer un MVP: Analizar al público objetivo
Para comenzar a idear un producto mínimo viable es clave determinar quién es tu buyer persona.
La experiencia en este ámbito demuestra que muchos productos fracasan porque las empresas que los desarrollan no definieron con precisión cuál es el público que lo comprará y utilizará.
Para definir cuál es tu público objetivo debes pensar qué soluciones ofrece tu producto.
Algunas preguntas que conviene responder en este momento:
¿Quiénes necesitan o desean este producto o servicio?
¿Cómo ayudará a este público?, ¿en qué aspectos?
¿Por qué la aparición de este producto en el mercado puede ser bien recibida?
Cuando se arriben a conclusiones es el momento de definir aspectos como el nombre del producto, sus funciones, sus ventajas, sus soluciones, etcétera.
Ahora bien, ¿cómo elegir a los early adopters para un MVP? Hay algunas pautas para hacerlo. Mira.
Son personas a las que el producto o servicio le resuelve una necesidad.
Su conocimiento e interés en el producto puede ayudar a mejorarlo.
Usualmente, se trata de personas que buscan nuevas soluciones y satisfacer necesidades.
Hay que privilegiar el feedback genuino; en caso contrario, de poco servirán todos los esfuerzos puestos en estas pruebas.
En ocasiones (por no decir la mayoría de las veces) resultan más convenientes las críticas que la plena satisfacción.
Para conseguir early adopters es posible hacerlo en eventos de networking, y en plataformas digitales como LinkedIn o blogs a través de convocatorias. Es importante generar un vínculo positivo y brindar un tratamiento personal.
Paso 2 para hacer un MVP: las dos fases de la prueba
Tal como adelantamos, una vez que comienza la prueba surgen dos instancias.
Fase Alpha para hacer un producto mínimo viable
Es el momento de poner el MVP en mano de los early adopters.
El feedback es el faro a seguir: procura experiencias reales, evitar condicionamientos o miradas subjetivas. Brinda libertad a los testers.
En esta instancia es bueno construir una relación duradera con el cliente y fidelizarlo, su opinión podría ser relevante en otras instancias o nuevos MVPs.
Fase Beta para hacer un producto mínimo viable
El cliente ofrece información acerca del MVP y sus características.
Los equipos involucrados deben recabar la información para luego estudiarla y sacar conclusiones.
En esta fase cabe la posibilidad de crear diferentes MVP hasta conseguir el producto o servicio que satisfaga las necesidades de los clientes.
Paso 3 para hacer un MVP: actuar en base a la experiencia recogida
En esta instancia llega el momento de responder esta pregunta esencial: ¿preservar o pivotar?
La primera opción revela un alto grado de conformidad con el MVP, que con escasas modificaciones podría iniciar su recorrido en el mercado a nivel general, ya no entre un grupo cerrado.
El segundo camino refiere a la necesidad de cambios de base. La experiencia de uso en mano de los early adopters ha demostrado que se precisan mejoras drásticas.
Algunas consideraciones finales.
Para que el proceso del MVP sea exitoso es fundamental contar con un equipo de trabajo robusto, con mirada panorámica. Eso se consigue con especialistas en múltiples sectores, que ayudan a analizar las conclusiones desde diferentes perspectivas.
Se valoran los equipos con conocimientos amplios sobre los negocios, especialistas en el nicho de mercado al que se apunta, perfiles con conocimientos de UX y UI, además de perfiles técnicos.
Construir, medir y aprender, de eso se trata el MVP, un proceso que apela a la esencia del marketing y a una forma de emprender siempre recomendable.
El producto mínimo viable evita el despliegue de un producto o servicio que no interesará. En caso de superar esa instancia, ayuda a que los resultados que llegan al mercado sean más fiables y, en tanto, más propensos a generar réditos.
Por Pomelo
Probar antes de lanzar. Construir, medir y aprender. Estas son las claves de un proceso fundamental para el despliegue de productos y servicios.
¿Qué es el producto mínimo viable o MVP?
El MVP es la versión mínima de un nuevo producto o servicio, con las características elementales para ser testeado entre los primeros clientes. Su propósito es la prueba empírica, la validación y eventualmente la inclusión de mejoras antes de un lanzamiento más amplio.
Clave en el mindset emprendedor, MVP aparece en una etapa posterior al prototipo y anterior al producto final, ya listo para su comercialización.
Las siglas en inglés (“mínimum viable product”) se traducen al español como “producto mínimo viable”.
En las pruebas es relevante chequear aspectos de los productos como la funcionalidad, la usabilidad, la fiabilidad y el diseño.
El core del producto mínimo viable es la retroalimentación, pues se trata de una instancia en la que se abre el juego más allá de los testeos internos.
Otra definición del concepto antes de avanzar: el MVP es una versión parcial del producto.
¿Para qué sirve el MVP?
Permite que una empresa (a través de sus equipos de diseño, marketing, desarrolladores, etcétera) recoja información validada y objetiva.
Los early adopters (así se llama a los primeros usuarios del MVP) ofrecen datos valiosos gracias a sus experiencias reales con el producto.
En base al feedback, es posible realizar cambios, en caso de ser necesarios.
Esta herramienta reduce los riesgos intrínsecos al lanzamiento de un nuevo producto, especialmente entre las empresas emergentes.
También es relevante en compañías que proponen altos niveles de innovación.
El producto mínimo viable es un factor importante para decidir la fecha de lanzamiento: en ocasiones manifiesta la necesidad de posponer esa instancia.
En resumen, el MVP es una plataforma de prueba previa a un despliegue más generalizado.
¿Cuáles son las ventajas de hacer un producto mínimo viable?
Permite hacer un uso más consciente de los recursos, tanto de tiempo como de dinero.
Achica el margen de error, antes del lanzamiento de un producto.
En ocasiones, evita que se lancen productos o servicios que (en función de la prueba ejecutada) no serán de utilidad.
En ese sentido, el MVP muestra si un producto es útil.
En caso de serlo, exhibe sus puntos fuertes y sus eventuales debilidades.
Pule la experiencia de usuario, en el ámbito digital conocida como UX.
Es una fotografía de los intereses de tu público objetivo.
Ayuda a responder la siguiente pregunta: ¿hay personas dispuestas a pagar por este producto o servicio?
Es beneficioso el simple hecho de poder validar el producto antes de desarrollarlo por completo.
En resumen, hacer un MVP permite optimizar los recursos: cuanto más sepas cómo funciona el producto en manos de los primeros usuarios, menor será el esfuerzo y dinero invertido al final del recorrido.
MVP, una de las bases del modelo Lean Startup
Uno de los aportes más interesantes del modelo Lean Startup es el producto mínimo viable.
El concepto fue creado por el empresario estadounidense Eric Ries, autor libros fundamentales en el ámbito empresarial como The Lean Startup y The Startup Way.
¿Qué es Lean Startup? Se trata de un modelo evolutivo del concepto Lean Manufacturing, que implementó la automotriz Toyota. La premisa es la siguiente: la validación siempre proviene del mercado.
De allí que en Lean Startup se requiera el desarrollo de un producto mínimo viable que sirve para medir resultados en ciclos breves e iterativos.
El modelo elaborado por Ries avanza en tres instancias:
Creación.Medición.Aprendizaje.
Tipos de producto mínimo viable
Existen dos tipos de MVP que se emplean para estas experiencias enriquecedoras. Varían de acuerdo a su grado de fidelidad.
MVP de baja fidelidad: Son fáciles de desarrollar y permiten conseguir resultados básicos a fin de conocer las necesidades de los usuarios.
MVP de alta fidelidad: Requieren un desarrollo mayor a cambio de resultados más completos y profundos. Son fundamentales en la optimización de estrategias de marketing. Los prototipos digitales son un ejemplo de esta variante.
Cualquiera sea el tipo de producto mínimo viable que se emplee, cabe señalar que no se trata de preguntar a los clientes si usarían un producto, sino de ponerlo en sus manos para que lo usen, aunque se trate de una versión preliminar.
Cómo hacer un producto mínimo viable en tres pasos
A continuación revisaremos el paso a paso para hacer un MVP.
El proceso gira en torno a tres instancias fundamentales:
Analizar al público objetivo: ¿quiénes son tus clientes y cómo escoger a los early adopters?
Abordar las dos fases de la prueba: ¿de qué se trata la instancia alpha y la beta?
Actuar en base a la experiencia recogida: es el momento de preservar las características o pivotar.
Veamos cada uno de los pasos en detalles.
Paso 1 para hacer un MVP: Analizar al público objetivo
Para comenzar a idear un producto mínimo viable es clave determinar quién es tu buyer persona.
La experiencia en este ámbito demuestra que muchos productos fracasan porque las empresas que los desarrollan no definieron con precisión cuál es el público que lo comprará y utilizará.
Para definir cuál es tu público objetivo debes pensar qué soluciones ofrece tu producto.
Algunas preguntas que conviene responder en este momento:
¿Quiénes necesitan o desean este producto o servicio?
¿Cómo ayudará a este público?, ¿en qué aspectos?
¿Por qué la aparición de este producto en el mercado puede ser bien recibida?
Cuando se arriben a conclusiones es el momento de definir aspectos como el nombre del producto, sus funciones, sus ventajas, sus soluciones, etcétera.
Ahora bien, ¿cómo elegir a los early adopters para un MVP? Hay algunas pautas para hacerlo. Mira.
Son personas a las que el producto o servicio le resuelve una necesidad.
Su conocimiento e interés en el producto puede ayudar a mejorarlo.
Usualmente, se trata de personas que buscan nuevas soluciones y satisfacer necesidades.
Hay que privilegiar el feedback genuino; en caso contrario, de poco servirán todos los esfuerzos puestos en estas pruebas.
En ocasiones (por no decir la mayoría de las veces) resultan más convenientes las críticas que la plena satisfacción.
Para conseguir early adopters es posible hacerlo en eventos de networking, y en plataformas digitales como LinkedIn o blogs a través de convocatorias. Es importante generar un vínculo positivo y brindar un tratamiento personal.
Paso 2 para hacer un MVP: las dos fases de la prueba
Tal como adelantamos, una vez que comienza la prueba surgen dos instancias.
Fase Alpha para hacer un producto mínimo viable
Es el momento de poner el MVP en mano de los early adopters.
El feedback es el faro a seguir: procura experiencias reales, evitar condicionamientos o miradas subjetivas. Brinda libertad a los testers.
En esta instancia es bueno construir una relación duradera con el cliente y fidelizarlo, su opinión podría ser relevante en otras instancias o nuevos MVPs.
Fase Beta para hacer un producto mínimo viable
El cliente ofrece información acerca del MVP y sus características.
Los equipos involucrados deben recabar la información para luego estudiarla y sacar conclusiones.
En esta fase cabe la posibilidad de crear diferentes MVP hasta conseguir el producto o servicio que satisfaga las necesidades de los clientes.
Paso 3 para hacer un MVP: actuar en base a la experiencia recogida
En esta instancia llega el momento de responder esta pregunta esencial: ¿preservar o pivotar?
La primera opción revela un alto grado de conformidad con el MVP, que con escasas modificaciones podría iniciar su recorrido en el mercado a nivel general, ya no entre un grupo cerrado.
El segundo camino refiere a la necesidad de cambios de base. La experiencia de uso en mano de los early adopters ha demostrado que se precisan mejoras drásticas.
Algunas consideraciones finales.
Para que el proceso del MVP sea exitoso es fundamental contar con un equipo de trabajo robusto, con mirada panorámica. Eso se consigue con especialistas en múltiples sectores, que ayudan a analizar las conclusiones desde diferentes perspectivas.
Se valoran los equipos con conocimientos amplios sobre los negocios, especialistas en el nicho de mercado al que se apunta, perfiles con conocimientos de UX y UI, además de perfiles técnicos.
Construir, medir y aprender, de eso se trata el MVP, un proceso que apela a la esencia del marketing y a una forma de emprender siempre recomendable.
El producto mínimo viable evita el despliegue de un producto o servicio que no interesará. En caso de superar esa instancia, ayuda a que los resultados que llegan al mercado sean más fiables y, en tanto, más propensos a generar réditos.